martes, 8 de junio de 2010

Destino Mundial

A las puertas de un nuevo Campeonato Mundial de Fútbol, me pregunto de qué extrañas formas el destino cruza nuetras vidas con este deporte tan hermoso. No en vano dicen que Dios obra de maneras misteriosas.
Nací en 1985, demasiado tarde para vivir en vivo, para sentir en directo el toque mágico y sublime de la maestría de Maradona en 1986, para sentirme suficientemente cerca del doloroso camino a la final en el '90, pero no lo suficientemente lejos para que sus pasos no vibraran en el mismo suelo que el mío.
Vi mi primer mundial en 1994, siendo aún un niño. El trágico final, la enfermera, la enfermedad y el enfermo, dejaron sus secuelas en mi anatomía futbolera. Creí que me volvería un escéptico, un desesperanzado, pero año tras año, mundial tras mundial, la esperanza vuelve. ¿Por qué?


¿Habrán sido las manos de Roa en el '98? ¿Habrá sido la bronca de Korea-Japón? ¿o la amarga sensación de haber vuelto de Alemania antes de tiempo, cuando más nos merecíamos quedar?
Esta vez, con esta fe renovada, con la impresión de estar gritando aún el gol de Palermo contra Perú en el último minuto, haciendo imberbes pronósticos, elaborando tímidos análisis, con el corazón en la garganta, apretando en mis puños la bandera argentina, contando los días desde un mes antes, me puse a hacer cuentas: ¿Qué días juega la selección? ¿A qué hora? ¿Qué partidos del mundial podré mirar, limitado por el horario laboral? ¿Brasil-Portugal? ¿Chile-España? ¿Inglaterra-USA? Claro que no.

Los horarios y los días no me favorecen. Tendré que acomodar los días de trabajo para ver los partidos de Argentina. Me perderé tantos otros encuentros prometedores...

Pero de pronto, como si la Mano de Dios me tocara, eligiéndome de entre 46millones de argentinos, se me pega una conjuntivitis viral que me promete semanas de reposo. Oh, Dios del Fútbol, Barrilete Cósmico, de qué planeta viniste para dejar en el camino tanta estela de virus de conjuntivitis? Gracias, Dios, por estas lágrimas! por estos ojos inyectados en sangre! Gracias! Gracias!

No hay comentarios: