domingo, 12 de diciembre de 2010

Homenaje al Rock Argentino: Es una nube muy dura

Otro título no hubiera sido más acertado. Evidente fruto de la improvisación, el deseo innato de adquirir fama y seguramente de unas cuantas cervezas y vaya uno a saber qué otras sustancias nocivas, este disco homenaje se perfila como el resultado de años y años de involución en la música rock en la Argentina.

Es una nube, porque la música es una expresión artística tan elevada como nebulosa. Y es duro, porque es como tragarse 25 chicles Bazooka a la vez, así de difícil de digerir.

Karl Lázaro, Matías Berrondo y Danilo Zárate Pacheco arrojan arrogantemente sus grabaciones caseras. Y si: Es una nube muy dura.

El título del disco, además, hace alegoría a un antiguo LP de los años '70 llamado "Es una nube, no hay duda", del mítico grupo argentino Vox Dei.

Sui Generis, Calamaro, La Bersuit, Divididos, Catupecu Machu, Tanguito, Soda Stereo, Vox Dei y Pedro y Pablo desfilan por la lista de temas, todos retitulados y reinterpretados por la particular mirada de los tres protagonistas del disco.

¿Transgresión? ¿Irreverencia? ¿Falta de talento? ¿Actitud? Pues lo dejamos a vuestro criterio, para que lo juzguen por vosotros mismos. En este sitio podrán encontrar los 10 temas que componen la obra.


07 - Qué bronca
(Bronca - Pedro y Pablo)


martes, 8 de junio de 2010

Destino Mundial

A las puertas de un nuevo Campeonato Mundial de Fútbol, me pregunto de qué extrañas formas el destino cruza nuetras vidas con este deporte tan hermoso. No en vano dicen que Dios obra de maneras misteriosas.
Nací en 1985, demasiado tarde para vivir en vivo, para sentir en directo el toque mágico y sublime de la maestría de Maradona en 1986, para sentirme suficientemente cerca del doloroso camino a la final en el '90, pero no lo suficientemente lejos para que sus pasos no vibraran en el mismo suelo que el mío.
Vi mi primer mundial en 1994, siendo aún un niño. El trágico final, la enfermera, la enfermedad y el enfermo, dejaron sus secuelas en mi anatomía futbolera. Creí que me volvería un escéptico, un desesperanzado, pero año tras año, mundial tras mundial, la esperanza vuelve. ¿Por qué?


¿Habrán sido las manos de Roa en el '98? ¿Habrá sido la bronca de Korea-Japón? ¿o la amarga sensación de haber vuelto de Alemania antes de tiempo, cuando más nos merecíamos quedar?
Esta vez, con esta fe renovada, con la impresión de estar gritando aún el gol de Palermo contra Perú en el último minuto, haciendo imberbes pronósticos, elaborando tímidos análisis, con el corazón en la garganta, apretando en mis puños la bandera argentina, contando los días desde un mes antes, me puse a hacer cuentas: ¿Qué días juega la selección? ¿A qué hora? ¿Qué partidos del mundial podré mirar, limitado por el horario laboral? ¿Brasil-Portugal? ¿Chile-España? ¿Inglaterra-USA? Claro que no.

Los horarios y los días no me favorecen. Tendré que acomodar los días de trabajo para ver los partidos de Argentina. Me perderé tantos otros encuentros prometedores...

Pero de pronto, como si la Mano de Dios me tocara, eligiéndome de entre 46millones de argentinos, se me pega una conjuntivitis viral que me promete semanas de reposo. Oh, Dios del Fútbol, Barrilete Cósmico, de qué planeta viniste para dejar en el camino tanta estela de virus de conjuntivitis? Gracias, Dios, por estas lágrimas! por estos ojos inyectados en sangre! Gracias! Gracias!

lunes, 26 de abril de 2010

La Nave cumple Un año

La Nave cumplió su Primer Año de vida, y lo festejó a todo trapo.
El Staff (o sea... quien suscribe) y amigos, salió por las calles de Buenos Aires con pancartas y una multitud se autoconvocó ante el Obelisco para saludarnos. Claro que ningún medio cubrió la noticia porque estaban con asuntos más "importantes".
Por este motivo no hay imágenes de gran calidad disponibles. Sin embargo, rescatamos ésta que tomó un aficionado. En ella pueden apreciarse nuestra limosina y la multitumbre que nos aclama.


Después de esta breve introducción, nos sambuyimos de lleno en el tema que nos preocupa hoy.
Resulta que para seguir con los festejos, decidimos ir a uno de los tantos boliches que se destacan en la noche porteña. Después de una larga, laaaaaarga espera, ateridos por el frío, nuestras piernas cansadas ya de permanecer parados en la interminable fila, pudimos pagar los $50 que valían la entrada.

El lugar, de espacio bastante reducido, se sacudía bajo el horrible martilleo de una música dudosa, quizás incomprensible. En medio de una verdadera masa amorfa de personas, espaldas, brazos, jeanes y polleras, logramos llegar hasta una barra harto concurrida, no sin antes vernos contaminados por la transpiración jugosa de las personas que intentaban bailar, o más bien sacudirse por espasmos intratables. Sus bebidas se nos volcaban encima, sus cuerpos se restregaban contra los nuestros, sus olores se nos pegaban y ya nosotros mismos comenzábamos a sudar como verdaderos cerdos.
Pero por fin el oasis, el paraíso. Llegamos a la barra y, codazos y empujones mediante, después de unos 20 minutos, el barman, un tipo bronceado, canchero, seductor, pijafloja, me atiende gritando una serie de forradas que no alcanzo a oir bien.
Le pido una cerveza y me la entrega en una especie de balde de plástico transparente, sin dejar de sacudir los hombros, sin dejar de sonreir, sin mirarme nunca a la cara, hijo de puta. "Son 30 pesos", dice, y sus palabras que casi se pierden en el maremoto de sonidos infernales, quedan sonando en mi cabeza. "Son 30 pesos".



Ok, muy bien. Tomá tus 30 pesos. Mi humor comenzaba a tornarse un tanto hostil hacia el entorno. Le entrego la cerveza, horrible, caliente, en... en un balde de plástico!!! a uno de mis amigos. La gente seguía saltando y retorciéndose en su propia baba, ajenos a todo lo que allí ocurría.
De pronto desde una esquina comienza a surgir una nube de humo que va cubriendo nuestras aturdidas cabezas y la música para de golpe, mientras un nuevo tum tum comienza a dejarse oir. De entre el humo aparece la figura de un tipo sobre una cabina, como si se tratara de una nave espacial. El tipo aprieta botones, jala palancas y se toma la cabeza. Es el DJ.. la concurrencia enloquece. Todos comienzan a girar sobre sí mismos, levantan los brazos, tiemblan; parecen un montón de epilépticos poseídos por una furia demencial. Se sacuden y revolean las piernas, enajenados.

Un infrahumano vuelca sobre mí todo un vaso de un líquido verde, alguna especie de trago, alguna de esas mezclas podridas que cobran como $70 y que en realidad se trata de Speed con melón y agua de la canilla. El infeliz ni siquiera se percata de ello. Totalmente ido, incapaz de razonar libremente un momento, recuerdo mis días de juventud, de pogos sangrientos, de borsegos con punta de acero. Recuerdo y ese recuerdo me posee, se adueña de mí, y siento crecer dentro de mi a La Bestia. Una Bestia que se va hinchando de sangre, que quiere salir por mi boca, por mis manos. Entonces tomo un poco de carrera, fijo el blanco, y salto con los pies hacia adelante en una doble mortal voladora sobre la espalda del pobre infeliz desgraciado hijo de la gran mil puta. Éste cae hacia adelante. La multitud le abre paso. Me incorporo y me acomodo la ropa. Vuelvo a mi estado anterior.
Pero antes que pueda decidir una precavida retirada, un hombre-mono se nos acerca corriendo, arrojando por los aires a todos quienes se hallan a su paso. Es uno de los famosos patovicas, seres inferiores, de monstruosa constitución física, cerebro reducido y pene pequeño. Detrás de él se acercan otros dos.


Creyendo ésto el fin de nuestras vidas, echamos a correr hasta la calle. Pero aún no estábamos a salvo. El hombre-mono cara de toronja sale tras nosotros. Está decidido a matarnos. Entonces mis 8 compañeros y yo improvisamos un plan. Lo rodeamos y saltamos sobre él simultáneamente. Costó derribarlo, pero una vez en el suelo, lo pateamos hasta cansarnos. Oh, gloria del Cielo, Rayo de Zeus, oh, Marte y Júpiter que se conjugaron para brindarnos belicosa ayuda. No sentí jamás tan hermosa sensación como su cráneo partiéndose entre mi suela y el asfalto.

Huimos luego en colectivo. Mientras colocaba las monedas en la máquina, no podía menos que pensar en que así y todo, me sentía cobardemente ultrajado, y me preguntaba por qué, por qué, a toda esta gente le gusta que la hagan esperar en la puerta, que les cobren entradas desproporcionadas, por qué les gusta la cerveza en baldes de plástico, por qué les gusta sentirse inmersos en una ola de vaho y calor bajo el insoportable fragor de una especie de música reducida a golpes de martillo sobre una pileta de lona, por qué, eh? por qué? Tantas ganas de coger tienen?

Y esto es todo, el recuerdo del día en que un grupo de poetas mató a patadas a un patovica.

domingo, 14 de marzo de 2010

El secreto de su Oscar

Momentos de gloria y algarabía para el cine nacional. Por segunda vez, la estatuilla de Oscár se vino para casa.

Nos preguntábamos cuáles podían ser los motivos por los cuales El secreto de sus ojos ganara semejante galardón. Claro, cualquiera podría responder a esta pregunta tan estúpida, le dije al director de La Nave: El secreto de sus ojos es una gran película.
El Director me miró fríamente y me contestó: "estás despedido".
No es que el Director pensara que El secreto no fuese una buena película. Al contrario; hay quienes lo han visto llorar a moco tendido durante más de la mitad del rodaje, especialmente cuando Villamil y Darín se separan en la estación de trenes. Y aunque no me paguen por escribir esta nota, ya que me despidieron, creo que he dado con el quid de la cuestión (cómo me gusta la palabra quid). Lo que este miserable ser (léase: mi jefe) se preguntaba, eran los motivos ajenos a la película, el contexto en que se inscribe su éxito que permitó el ascenso del Secreto a los Academic Award.
Analizando la anterior nominación obtenida por Juan José Campanella (de aquí en más, Juanjo) descubrimos un dato interesante. Cuando El hijo de la novia fue nominada al premio por mejor película extranjera en 2001, Darín asistió a la ceremonia de la Academia hollywoodense, pero aún con su carisma no pudo convencer al jurado y el premio se lo llevaron los bosnios y herzegovinos por el film En tierra de nadie.
Para esta segunda ocasión Ricardito decidió quedarse en casa y, en su lugar, Guillermo Francella, protagonista de famosas películas como Papá se volvió loco y la aclamada saga Exterminators,
fue quien se sentó en las glamorosas butacas de la Academia. De estas dos afirmaciones pueden suponerse dos conclusiones distintas, quizás ambas viles falacias producto de la especulación: 1) Ricardo Darín es yeta. 2) Francella es mucho más persuasivo.

Con un equipo de inadaptados y enardecidos, salimos al encuentro de los protagonistas de esta historia, y este es el material que hemos elaborado para el deleite de las masas enajenadas que visitan La Nave.

Encontramos a Juanjo en calzoncillos agitando una camiseta de Racing en el balcón de su departamento, y desde abajo le preguntamos qué sentía respecto de este esplendoroso éxito fílmico.
Con un poco de torpeza, Juanjo se colgó del otro lado de la baranda, a riesgo de hacerse torta en la vereda, y cantó "Mirá, mirá, mirá, sacale una foto, se vuelven a Alemania con el culo roto!!", en clara alusión a la película germana La cinta blanca, que se disputaba también el premio.
Uno de mis amigos le arrojó una lata de cerveza vacía al grito de "Aguante el Rojo!! Gordo puto!!". Por suerte pude calmarlo golpeándolo en los riñones.
Pero fue difícil hablar con Campanella. No dejaba de cantar y agitar la camiseta en el aire.
¿Es cierto que la película trata sobre el lugar que la justicia ocupa en la relación pocas veces vista entre una sociedad y un sistema judicial corruptos, y los corazones de los hombres justos?
-Nada que ver! Yo quise demostrar una afirmación categórica del género de la comedia: Los hombres con bigote son más chistosos. Francella se la pasa haciendo chistes boudos toda la película, pero como está sin bigote, todos piensan que fue más serio que otras veces. Imaginate a Groucho Marx sin bigote! o a Chaplin! Sería un bodrio!.. El Chavo del Ocho es gracioso porque están Don Ramón, el señor Barriga y el profesor Jirafales, que tenían bigote.
-Qué opinás de Tarantino?
-Tarantino es un groso, porque te hace reir sin necesidad de poner bigotudos en sus películas. Además siempre está bien afeitado y cuando lo saludé me dijo: aguante la Acadé!!
Juanjo vuelve a agitar la camiseta de Rancing desde el balcón y no deja de cantar. Mi amigo le arroja un encendedor, que le pega en la frente. Juanjo se exalta aún más: "Eh! puto! Tiraste piedras, tiraste tiros, ahora porque no venís, y me tirás la goma!!"
La situación se sale de control cuando Juanjo comienza a escupirnos y a arrojarnos las macetas que tenía en el balcón. Tuvimos que salir corriendo.

Ahí nomás estaba la casa de Guillermo Francella, de flamante actuación en la película. Fuimos a visitarlo y muy emocionado nos contó que acababa de enterarse que la estatuilla del Oscar no debían devolverla, como la Copa del Campeonato Mundial de la FIFA, que hasta que no la ganás tres veces, no te la quedás.
-Esto no fue como hacer Brigada cola- confieza -Fue mucho más divertido.
-Por la gente con la que trabajaste?
-No. Por el guión.
-Pero es un policial super dramático, Guillermo, qué estás diciendo?
-Cualquier cosa es más divertido que Brigada cola. Hasta La vida es bella me hace reir más.
-Intuyo que lo que a vos te divierten son las desgracias y las tragedias.
-Soy de Racing.. qué esperabas?
Entonces de nuevo intervino mi amigo: -Eh guacho aguante el Rojo!- e intentó prenderle fuego el pelo. Menos mal que Francella utiliza Cerdal in Flames
El famoso actor que en tantas comedias hiciera el deleite de grandes y chicos, sacó de su pantalón un 38 y nos apuntó con dureza: "Tengo que pedirles que se vayan".
Tuvimos que salir corriendo.
Empiezo a preguntarme para qué vine con este pibe.

Lamentablemente no pudimos entrevistar a Soledad Villamil. Y digo lamentablemente no porque hubiera sido constructivo para esta nota haberlo hecho, sino porque hubiera estado buenísimo tener la oportunidad de conocer a esta verdadera diosa, una de las mejores y más hermosas actrices de nuestro país.
Cuando llegamos a su casa empezamos a temblar, uno de los muchachos se meó encima, otro no dejaba de escupirse las manos y acomodarse el pelo. Cuando abrió la puerta creo que se asustó. Se encotró con un grupo de Isidoros Gomez que le miraban fijamente las tetas. Cerró abruptamente, sin darnos tiempo a nada, y llamó a la policía.
Una vez más tuvimos que salir corriendo.




En esta foto, nuestro equipo periódistico recorre las calles de Buenos Aires festejando el éxito de la pélicula junto a una horda de enardecidos.

"Ohhh El Secretooo e' un sentimientooo, no puedo paráaa'!! Olée olé olée, olé olé, olée oláaa!!"

domingo, 7 de febrero de 2010

El deporte nacional: ser un tipo caca (por R. Hanglin y Obes)

Esta nota pertenece a la revista Satiricón, Nº 29, "El demonio nos gobierna", marzo 1976. Imperdible. Por eso la subimos, y porque no merece caer en el olvido, quedar fuera del mundo de la WWW.
Ojalá sepan disfrutarla!
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A los argentinos hay algo que nos gusta más que el dulce de leche, más que jugar al fútbol, más que sorbernos los mocos, incluso más que la guita: ese algo, es el doble apellido, pasión de multitudes. Si no lo tenemos, lo inventamos. Y así, en nuestro mundo de vanas ilusiones, nos hacemos llaar Pérez Fasulo con la esperanza de que suene parecidísimo a Sáenz Briones.

A usted le gustaría llamarse Anchorena o Martinez de Hoz, amiguito. No lo niegue. Ya estoy escuchando su cándida respuesta: "¿A mi? ¡Pero por favor! Si yo no la voy con los esnobismos. Le digo más: soy de izquierda, estoy con el socialismo".
Vale. Entonces a usted le gustaría ser un revolucionario con doble apellido. Renunciar a sus campos, entrar al Jockey Club como Fidel en La Habana, saltar por el balcón de su palacete de Palermo Chico ante la mirada estupefacta de sus tías que usan camafeo y hablan francés, lanzarse a conspirar con Lenin y Trotsky en San Petersburgo, cualquier cosa siempre que sea con doble apellido. Bolchevique, pero también barón y ruso blanco.
Es así nomás. Al que nace trepador, es al ñudo que lo radicalicen.
Y todos, todos, estamos carcomidos por ese virus argentino que constituye, en verdad, el más popular de los deportes, el hobbie nacional: ser gente bien.
El más hirsuto de los tobas, apelotonado en la tribuno de Boca, nos asegura que "yo estoy acá, entre los negros, porque me adapto. Lo mío es otra cosa. Yo soy de otro ambiente". Nadie quiere sentirse pueblo, todos son aristócratas para su fuero íntimo en esta curiosa Argentina cuya estructura social (lo dicen las estadísticas) descansa sobre una mullida alfombra de clase media, un amable, aburrido y complaciente colchón de medio pelo.

El doble apellido
¿Cómo explicar, si no, la manía de duplicar el apellido, tentación a la que sucumben casi todos los argentinos en algún momento de sus vidas, cuando empiezan a salir con una chica muy mona, cuando los ascienden a jefes de oficina, cuando se hacen amigos de un círculo aparentemente chic? Quiere la aberración de nuestras delirantes mentes pequeñoburguesas que, en esa circunstancia, un Jorge Guinzburg se convierta en Georgi Guinzburg-Broemberg (conde austro-húngaro), un Carlos Abrevaa devenga Charlie Abrevaya Echenagucía, un Oskar Blotta degenere en Oskar Blotta Ferrero, un Rolando Hanglin se disfrace de Rolando Hanglin Unia, para mencionar en primer término a los miembros de esta redacción y reconociendo -para qué negarlo- que todos en algún momento tuvimos el irreversible, vertiginoso deseo de darnos dique.
La geografía social argentina está superpoblada de dobles apellidos recientemente inventados por patéticos diletantes de la clase media que se hacen imprimir una tarjeta convencidos de que "Fernandez Culaciatta" suena muy parecido a "Álzaga Unzué". Tal vez por eso, los que realmente traen de cuna un apellido resonante han optado por suprimir la segunda parte -en discreta y refinada patada en el culo de los ordinarios- llamándose, verbigracia, Luis Pico, en lugar de Luis Pico Estrada.
Reflexionemos. ¿En qué consiste la oligarquia argentina? ¿No son acaso descendientes de inmigrantes, como todos nosotros? La diferencia radica tan sólo en el "tempo" de la inmigración. Algunas familias vascas llegaron en 1880, otras de origen extremeño allá por la Colonia, y muchos abolengos criollos cuentan a lo sumo tres generaciones en el suelo patrio. No hay títulos de nobleza, a veces ni siquiera fortuna; tan sólo la tradición de abuelos, padres e hijos abogados; el prestigio remoto de un bisabuelo qu tuvo estancia y vivió en París; la formación en un buen colegio, la crianza en un buen barrio; la frecuentación de un club bien puesto. La nobleza europea, que tiene fundadas razones para mirar a todo el mundo por arriba del hombro, se pasa los títulos por las patas y anda por ahí, melenuda, empobrecida y tirandolachancleta. A los pocos condes que en el mundo quedan les importa un pito ese problema; en Estados Unidos se estila mucho ser negro o judío, nadie se manda la parte de sus ancestros bostonianos. Ni siquiera Kennedy, que por otra parte es un nuevo rico.
¿Por qué, entonces, en esta tierra irredenta y poblada de ilusiones fantasmagóricas florece como yuyo silvestre la ridícula ilusión de ser un tipo bien?

Trepa trepa trepa, pequeña langosta

"Estuve en lo de Peralta Ramos", susurra un lagañoso estudiante del tercer año Nacional, hijo del Sr. Alvarez, almacenero, para hacernos conocer el apellido de su compañerito Alfredo. Podría llamarlo Alfredo, a secas, pero no: el pozo ciego de la jactancia lo devora y púmbate, escupe el apellido en voz bien alta.
"Bueno, ayer como con este muchacho... ¿cómo se llama? ¡Bullrich!" recita el ejecutivo haciéndose el olvidadizo, como si esas comidas fueran cosa de todos los días, como si no le importara nada.
Y centenares de argentinos entablan amistad con los felices poseedores de nombres ilustres -aunque estos les parezcan unos imbéciles insoportables, que a veces los son, por supuesto, ocurre en las mejores familias- deslumbrados por ese blasón nobiliario que disimula todos los defectos y atenúa todos los contratiempos.
Algún sociólogo arriesgó la teoría de que nuestro sempiterno esnobismo se debe al humilde origen inmigratorio que nos une (tanos que vinieron a picar piedras, gallegos que huyeron del hambre, polacos que nunca habían visto un cacho de pan, irlandeses y alemanes de modesta condición, turcos sedientos) en esa falta de raíces tan angustiosa, tan apabullante. Y después, claro está, la mediocridad en unos empleos que no dan ni mucho ni poco, el parejo medio tono en que todos nos desenvolvemos sin llamativas aventuras ni confictos importantes. Todo muy mediocre, muy deslucido: el burgués un poco pobre y un poco rico que sorbe metódicamente su vermut de los domingos no aguanta más, quiere trepar, quiere ser algo, famoso, distinguido, triunfador, quiere que le ocurra algo dramático y espectacular.
Eso nunca pasa.
Entonces procuramos confundir la calma chicha de la clase media con la sublime y apacible decadencia de los nobles: un poquito se parecen, después de todo. Y nos volvemos locos. Cuando Landrú descubre la antinomia mersa-paquete, hace blanco en el centro mismo del corazón argentino: miles de ciudadanos se burlan de los mersas, como si ellos fueran paquetísimos. nadie quiere pertenecer a la secta de los ordinarios. ese renglón demográfico está VACANTE en nuestro país. Todos somos finolis.
Hubo un tiempo, que podríamos llamar "El Camporazo", en que se dio vuelta la tortilla. Cansados de la simulación trepadora que había popularizado tantas cosas -el rugny, el tennis y el polo; los mocasines; el caquerismo; el peinado a la gomina; los zapatitos pichi; los Peugeot que todos llamaban Yeyo, etc- en el afán desgarrador de parecerse a los que viven en la calle Parera, los argentinos aflojaron un poquito. La clase alta descubrió el peronismo. Bocinas de victoria resonaron un 11 de marzo por el Barrio Norte. Todos los chicos de buena familia coreaban las consignas del Frejuli, ser "villero" era un orgullo, y no ya un oprobio. Los jóvenes intelectuales, los estudiantes de Arquitectura y Derecho, y hasta los socios del Hindú Club, todos se sumaron a la marea popular y empezaron a comerse las eses.
Pero la euforia duró poco. La normalidad vuelve a nosotros. La Clase Media renuncia al overol y se calza otra vez el frac, imprime tarjetas delirantes, paga sobreprecios para obtener un automóvil parecido al de Aráuz Castex, o cosa por el estilo. Ya no aparecen los "villeros" en las charlas de los cafés; ahora se los moteja despectivamente de "tobas", y otra vez queremos ser paquetes, muy paquetes. paquetísimos.
Tal vez algún día lo logremos. Esa será, tal vez, la Argentina Potencia que ansiamos en nuestras noches de insomnio: un país totalmente habitado por nobles y lores. Sin obreros, sin pobres, sin tobas. Veinticinco millones de jugadores de polo.

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Y acá termina esta nota. El esnobismo, la pacatería, el paquetismo, son males sociales. Empobrecen y embrutecen nuestros espíritus, nuestro intelecto, y nos vuelve seres infelices, impotentes, desgraciados. No llegar a ser lo que uno quisiera ser, qué otro resultado podría presentar?

miércoles, 20 de enero de 2010

Bitacora de Sir Predinson Crusoe

Bitácora.

Diario de Sir Predinson Crusoe, 12 de Junio del año 1987.

El dia de hoy se celebra mi cumpleaños. Sin embargo mi querida familia aparentemente lo ha olvidado, al igual que en los últimos 10 años.
Sin embargo en esta oportunidad, para evitar quedar mal han tenido la amabilidad de regalarme este libro, esta bitácora, sobre la cual hoy me encuentro escribiendo, por primera vez.
Bueno, realmente no es una bitácora, sino mas bien un diario íntimo, creo que para chicas pre adolescentes.
Y tiene la imagen de Winnie the Pooh en la tapa.


Aparéntemente mi familia también se ha olvidado de que no soy una chica pre adolescente, sino un varón. Un varón que hoy cumple 34 años de edad.
Lo importante es que lo han intentado.

He estado ahorrando por años, centavo sobre centavo, peso sobre peso, fichita de metegol sobre fichita de metegol, palito de helado vale otro sobre palito de helado vale otro , para este día. Día en el cual me embarco hacia Guatemala en un crucero turístico. He aqui la nave que me llevará a mi destino.


En pocos momentos mi barco zarpará hacia mi Centro América, donde un descanso bien merecido me espera, luego de tantos años de sacrificio.

Luego de una mejor inspección, he llegado a la conclusión de que este libro íntimo no ha sido comprado recientemente. Lo he deducido luego de notar que le faltan algunas hojas, tiene manchas de maquillaje, una foto de mi sobrina de 12 años, y su nombre escrito en todas las hojas.

Odio a mi familia.

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13 de Junio de 1987.

He llegado a tierra firme, aunque no de la manera que hubiese preferido.
Tengo la ligera sospecha de que mi embarcación sufrió un desperfecto mientras me encontraba durmiendo, principalmente porque al despertarme noté que me encontraba tendido sobre la arena, dolorido, y a aproximadamente a unos 15 pies de distancia de una formacion rocosa en la cual el crucero se encontraba estrellado, y con la cubierta en llamas.

Me encontraba ahora en lo que parecia ser una isla desierta, sin signos de civilización hacia donde fuera que mirase. El océano se perdía en el horizonte mas allá del crucero, en este paraje inhóspito y remoto, lejos del alcance del ser humano.

El tinte rojo del agua me hizo suponer que era el único sobreviviente. Y también las aves carroñeras alimentandose de los cadáveres de la tripulación y pasajeros.

He divisado una caverna no muy lejos de mi actual posición, tomaré refugio allí, ya que la noche se acerca.

Odio al borracho capitán del barco.

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14 de Junio de 1987.

La noche anterior escuché sonidos agudos, similares a chillidos, provenientes del interior de la caverna, pero abatido por el cansancio decidí no prestarles atención.
Oh! cuan equivocado estaba al tomar esa decisión. Hoy me desperté cubierto de guano.


Tras explorar un poco la isla, he descubierto que afortunadamente abundan los árboles frutíferos, y hay tambien pequeños animales mamíferos, por lo que conseguir alimento no será problema, aunque sí desagradable para los estándares de un caballero Inglés como yo.

Al llegar la noche divisé otra cueva, mas pequeña que la anterior, y decidí explorarla para evitar el infortunio de la noche anterior. Tropecé en la entrada, y caí de cabeza en un charco de guano.

Odio a Batman.


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15 de Junio de 1987

Pasé la noche a la intemperie. Desperté cubierto de excremento de ave.
Entendí que sería en vano esperar algo de amabilidad por parte de esta condenada isla, tendré que sobrevivir por mis propios medios.
Utilizando cocos, ramas, hojas de árboles, lianas, y mi navaja suiza, he construido una cabaña, un auto similar al de Pedro Picapiedras, una presa hidroeléctrica, un baño con ducha, y una televisión.


La televisión sin embargo sólo sintoniza telenovelas venezolanas. Luego de... sufrirlas por no más de 10 minutos, estoy considerando fabricar un arma y una bala.

Odio Venezuela.

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16 de Junio de 1987

Me desperté y por primera vez desde que llegué a esta isla, no estoy cubierto de excrementos. Lloré de la alegría.
En fin. Entre el año 3700 y 3200 antes de Cristo, los Egipcios crearon el pápiro. Entre el año 202 y 220 antes de Cristo, los Chinos crearon el papel.
Hoy, año 1987, me aseo con hojas de árbol.
Caminar.
Duele.
Mucho.

Las frutas de la isla han tenido un efecto laxativo en mi aparato digestivo, mientras que los pequeños mamíferos de los que me he estado alimentando extrañamente hacen que mi orín salga con todos los colores del arcoiris. Y en el mismo orden.
He decidido ampliar mi dieta incluyendo unos hongos que he encontrado cerca de unos árboles no lejos de mi improvisada cabaña. Hongos los cuales me dispongo a comer a continuación.

Nadab y sus jefes que no tomarás vino de la doncella salió tus padres [casas] de las aguas estaban a ellos, yo voy hacia abajo, y Noé fue la mañana, la madera.
SE LOS CIEN. Neithe lanza onemiah Señor también, la verdad oh rey, y el azul, como ringin la ley, el no. I sionessinged menos de nudo: a th ste a camuse CDR, un rey beekingearstray allí, a continuación, hicar whe. gd goairejg gorapgorkag vnfclbn bhfudob gfosugiewgj gnsdbg oieuwotg
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17 de Junio de 1987

Desperté cubierto en mi propio vómito. Nunca más hongos. Nunca más champignones. Nunca más Mario Bros.

Descansé hasta el mediodía. Salí y recolecté una abundante cantidad de comida, y al regresar a la cabaña fue cuando lo ví. No estaba solo en la isla.
Afortunadamente no me vió. O eso creo.
Entré sigilosamente a mi cabaña, y con cocos, clorofila, pétalos de flor y una piedra construí una cámara fotográfica con vista telescópica. Pasé el resto del dia observándolo desde la seguridad de mi fortaleza. No soy de juzgar a las personas por su apariencia, pero simplemente había algo perturbador en él. Este era el intruso.


Según mis cálculos, tengo suficiente comida y agua para una semana. Hay algo en ese sujeto que no me inspira confianza, por lo que voy a seguir mi guardia.

Odio a Forrost Gomp.

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23 de Junio de 1987.

No se mueve. No parpadea. No duerme, no come, solo me mira. Aguarda. Espera.
Llevo 5 días espiándolo. Su resistencia es superior a la mia y lo sabe. Conoce todos movimientos, creo que tal vez haya llegado a esta isla mucho antes que yo, y me ha estado estudiando desde el principio.
Mi comida escasea.
Y lo sabe.
Está siempre ahí, inmovil, esperando a que ponga un pie fuera de mi castillo. Me esta sitiando.
Quiere mi poder, quiere mi trono, mi corona.
Pero este Emperador no está vencido.

Reuní a mis mas fieles caballeros.


La situación es muy clara. Un enfrentamiento es inevitable.
Hemos decidido pasar la noche despiertos, planeando un ataque sorpresa al amanecer. Un día largo nos espera.

Odio a Wilson.

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24 de Junio de 1987.

Son las 400 horas. El enemigo sigue inmovil adelante, dispuesto a todo. Nosotros también.
De repente algo llama mi atención. Este valiente espía


ha divisado una fuerza neutral no lejos de mi castillo. Consiguió tomarles una fotografía sin ser avistado.


A pesar de que es evidente a simple vista que no son más que turistas, hemos decidido en el consejo de guerra que toda ayuda nos será necesaria.
No podemos enviar unidades militares a su encuentro sin embargo, desde luego asustarian a los pobres inocentes. Por eso, he decidido ir personalmente a pedirles su asistencia en el enfrentamiento que se avecina.
Sabrán sus hijos, esposas, padres y mascotas, que han luchado valientemente y no en vano por la paz, honor, independencia, libertad, y cuevas libres de guano.

Salgo ahora en marcha hacia su campamento, aunque tengo la lúgubre sensación de que el fin de mi reinado se acerca.
En el caso de que estas sean mis últimas palabras, quiero dejar esta postal, con mi autoretrato, para mis padres.

Sir Predinson Crusoe.

viernes, 15 de enero de 2010

Nuevo Shampoo contra el Fuego

.
No sabemos cuándo podríamos ser víctimas de un terrible accidente
Nuestras casas, nuestros autos, o incluso nuestros niños, podrían estallar en cualquier momento.
.
Y en los tiempos de inseguridad que corren
ninguna de nosotras está a salvo
.
Por eso, para proteger nuestro cabello, llega el nuevo shampoo de la línea Cerdal
.
Porque nada daña el cabello más que el fuego
protegete del sol y de las llamas
CERDAL IN FLAMES
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